Una lucha de pertenencia

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La astucia de las fuerzas armadas palestinas, para sorprender a Israel durante la celebración del Ramadán en una Mezquita, mientras al otro lado de la frontera se celebraba un desfile por la paz, irónico, ¿no?, solo dejó una cosa al manifiesto: la brutalidad de la guerra. Esto provocó la respuesta Israelí lanzando misiles, destruyendo bases militares y hospitales, lo cual está prohibido por ley internacional.

Las leyes del derecho internacional humanitario no son del todo cumplidas. Israel, por ejemplo, ha atacado a miembros de las Naciones Unidas, reporteros, infantes, universidades, y al hospital más grande de gaza. Pese a que nada de esto está intrínsecamente relacionado con Hamas, pues las fuerzas militares tienen el poder de dirigir los misiles, saben exactamente donde van a caer a través de la tecnología misilística.

¿Pero qué ocurre con la difusión de información masiva al respecto? La prensa cubre las muertes israelís como asesinatos y las palestinas como muertes; como si las victimas fueran las que tienen el control armamentista. Israel ha cometido múltiples crímenes de guerra, como la utilización de fosforo blanco, el ataque a hospitales, escuelas y a niños y niñas.

Preciara que el objetivo de esta guerra se trata de ver quien mata más civiles e inocentes y no resolver el problema de trasfondo existente, desde el Nakba, en donde Israel impuso su independencia como Estado, desplazando a miles de palestinos, Gaza y Cisjordania han sido consumidas por asentamientos ilegales y fuerzas armadas israelíes. Israel cuenta con el apoyo de Estados Unidos, Canadá y Europa, estas tres potencias abastecen de armamento al ejército israelí y les proporcionan recursos, como el muro de hierro, por ejemplo. A diferencia de Palestina que no cuenta con un auxilio potente, sino que solo con grupos de resistencia que han surgido a raíz del acorralamiento al que han estado expuestos los palestinos por más de setenta años.

Israel es un Estado ilegitimo respaldado por tres superpotencias enfrentando a un grupo originario apoyado por unos pocos. Metafóricamente es un escenario de colonizadores apropiándose de los pueblos originarios, matando a todo aquel que viva ahí. No es una lucha religiosa, ni ideológica, es una contienda de pertenencia.

La mayoría de medios de comunicación occidentales, quieren hacer creer que el problema es complejo e inentendible, para que no se investigue y se siga creyendo que las personas de medio oriente son animales sectarios que no saben lo que hacen y que solo se dejan llevar por su religión. Creando escenarios distintos que disimulen la causa radical del conflicto por intereses de algunos grupos sociales.